Nana Arguen | Neptuno está tocando a mi Luna.

Nana Arguen

    Un plato de arroz puede inspirar los más sutiles poemas que, por supuesto, jamás escribiré (pero si soñaré que los escribo).

   Puedo llorar muertes que aún no han sucedido. Gritar tus gritos, reír tu risa. Puedo almorzarme tu dolor. Regocijarme con historias que solo existen en mi imaginación. Puedo acariciarte con una mirada, mirarte con el centro de mi mano. Y, como no, sufrir.

   Puedo sufrir las durezas, las limitaciones de un cuerpo albergando algo tan fluido como mi acuática esencia.

   De soñar mejor ni hablemos, puedo soñar una vida entera de principio a fin y despertar dentro del sueño de otro, que no soy yo. Podría dormir 18 horas seguidas si no existiesen los despertadores, o el maullido de los gatos pidiendo comida.

   Por supuesto que también podría pasar el día cantándole canciones a la copa del árbol que se asoma en mi ventana y, en algún momento, darme cuenta de que no siento mis pies.

   Puedo sentirte más intensamente en tu ausencia que en tu presencia, y escribirte versos nocturnos de idílico amor. Decirte que te amo sin mover los labios. Enojarme porque no lees mi mente, no me adivinas los sentimientos. Desdibujar completamente los bordes de la realidad.

   ¿Dónde estoy?

 

   Pez de arena

 

   Cuando lloro, dejo que mis lágrimas se sequen en mis mejillas. Es que necesito disfrutar al máximo la sensación del agüita sobre mi piel.

   Si lloro de tristeza, inmediatamente polarizo hacia la alegría por el simple hecho de estar llorando. Y esto se debe, cómo ya se imaginan, a que mis llantos no brotan muy seguido.

   Mis territorios permanecen áridos mucho tiempo. Aguardando con anhelo la llegada de la lluvia. Mientras tanto hago rituales y les rezo a mis ojos invocando la tormenta que traerá las lágrimas, el alivio tan esperado. Aunque en verdad, debería rezarle a mí corazón, de allí asciende el vapor que se condensa en mis ojos.

   En fin… todo esto me lleva a preguntar que clase de pez soy.

   ¿Cómo logro sobrevivir con tan poca agua?

   Y enseguida pienso en la represa interior, en qué va a pasar cuando estalle. Y pienso en su origen, en mi historia. Entonces me comprendo: soy un pez que aprendió a nadar en la arena del desierto. Un pez que, de tanto en tanto, encuentra algún oasis para humedecer sus escamas y seguir el rumbo.

Por eso cuando lloro por fuera en realidad río por dentro.

Nana Arguen nació en Buenos Aires. Es guitarrista, cantante y compositora. Amante de la astrología. En el año 2016 sacó su primer disco llamado «Destellos» con composiciones instrumentales que mezclan géneros como el blues, jazz, funk y rock. Actualmente se encuentra presentando su último material llamado «Crear», un disco de doce canciones donde incorpora la voz y la letra como nuevos elementos de expresión pudiendo, finalmente, unir su amor por la escritura con la música.